viernes, 25 de noviembre de 2016

La dama en apuros.

Como ya he dicho, el detonante de El Observador es el intento de violación de una mujer. Es decir, que esta historia arranca con la típica dama en apuros, que necesita ser salvada y protegida ante un despiadado agresor.


Reconozco que esta fórmula está muy manida, pero funciona. Tened en cuenta que la supervivencia de la especie pasa por la reproducción, y son ellas las que pueden engendrar nuevas crías de seres humanos. Somos vehículos de nuestros genes, al igual que cualquier otro ser vivo. Y por lo tanto, poseemos el instinto natural de proteger y preocuparnos por la dama en apuros.
Esto me recuerda al último cómic que dibujé, en el que un virus experimental mutante concedió el don de la eterna juventud a la humanidad al mismo tiempo que convertía a los hombres en demonios misóginos, viéndose las mujeres obligadas a defenderse y a ser más fuertes para poder sobrevivir a este apocalipsis vírico-misógino. Guardo memorias de este último trabajo (que tampoco llegué a publicar), porque mientras ya estaba con el proceso final de coloreado, vi un capítulo de Maestros del Terror titulado el Eslabón Débil, que casi me plagiaba el cómic. En él se relataba un apocalipisis similar al de mi cómic, excepto que estaba causado por un ataque bioquímico extraterrestre, y los hombres, en vez de convertirse en demonios, simplemente se volvían locos.
En cualquier caso, la moraleja del eslabón débil y de mi cómic inédito es el mismo. Si todos los hombres nos volviéramos maltratadores, la humanidad se extinguiría en menos de una generación.
Me estremecí al ver este capítulo, porque vi que los guionistas del Eslabón Débil y yo tuvimos la misma visión. Y que conste, la de ellos mete más miedo (aunque la mía es más aventurera).
Cuento esta historia para demostrar por qué se usa tanto el recurso de la dama en apuros. Sí, es un tópico, pero los tópicos funcionan porque pasan continuamente en la vida real. Se usan porque es una manera efectiva de atraer y atrapar la atención del lector.
Pero que nadie piense que mi obra es predecible por recurrir a estos tópicos. Soy amigo de darle la vuelta a los géneros y a los tópicos. Es cierto, hay damas en apuros en El Observador, pero no suelen esperar a que aparezca el típico y galante príncipe azul para recatarlas. Además, a mí me encantan las mujeres que saben defenderse ellas solitas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario